Particularmente me parece el mejor crucificado del imaginero.
Se trata de una obra tardía (hacia 1630) en el que la anatomía de Cristo (igual que sucede con sus Cristos Yacentes) se ha afilado, marcándose cada vez más su osamenta mientras la piel se ha vuelto más macilenta y los regueros de sangre crecido.
Todo el dramatismo se redobla con la multiplicidad de postizos (ojos de cristal, heridas de corcho, marfil para los dientes, asta para las uñas) y la anatomía ha perdido cualquier rasgo de belleza para acentuar lo patético (su tórax y vientre llega a una intensidad pocas veces conseguida, así como el verdadero feísmo del rostro que sólo volveremos a encontrar en Mora)
Aunque no conocemos exactamente su comitente, sabemos que estuvo desde su inicio en la capilla de los Deza, en San Benito, aunque en la actualidad se encuentra en el zaguán del Colegio de Santa Cruz.
Una magnífica colección fotográfica
En el Convento del Carmen de Pastrana, y en su Capilla, hay un crucificado, también de Gregorio Fernandez : el Cristo de la Verdad, ¡magnífico!.
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Comentario por Miguel Angel Lorenzo — 31 mayo 2016 @ 22:47
La lástima es que no dejan hacer fotos dentro del convento. Lo vi en la reinauguración
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Comentario por vicentecamarasa — 1 junio 2016 @ 13:35