Tras su peripecias en Cañas y Yuso, y obligado por la animadversión del rey de Navarra, Santo Domingo huye a castilla en donde otro rey, Fernando I, le encarga la refundación del monasterio de San Sebastián de Silos (1041), arruinado tras las las razzias de Almanzor, según las normas benedictinas de Cluny
Cenotafio. Siglo XIV
Allí inició las obras de de la nueva iglesia románica y el claustro, a la vez que creó talleres de copistas (el famoso Beato de Silos), esmaltes y orfebrería.
Redención cautivos. Siglo XIII
Entre sus numerosas obras de caridad recogerá limosnas con la que rescatará cautivos del Islam (en honor suyo, muchos de ellos regresaron al monasterio dejando sus cadenas como exvoto).
La fama de sus acciones y los milagros una vez muerto hizo que múltiples peregrinos se desviaran del camino de Santiago para visitar sus restos, primero establecidos en el claustro, más tarde en la iglesia en un gran altar de esmaltes.
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