
Juan de Miranda , administrador de los bienes y haciendas dejados por los moriscos tras su expulsión, fue hombre de confianza del duque además de mercader y examinador del gremio de la seda (en donde trabajaba el propio padre de Maíno)
También familiar del santo Oficio y regidor de la villa decidió enterrarse en la Colegiata como un símbolo del prestigio adquirido, siendo este retablo una consecuencia de sus mandas testamentarias.
De estructura tardomanierista de doble predela y tabernáculo de dobles columnas sogueadas y pilastras que abre su frontón para permitir una imagen superior.
En la parte baja encontramos los evangelistas, la Sagrada Familia con Santa Tersa en la central y la Anunciación en la superior. Recuerda los modelos de la escuela madrileña, dependiente de la vallisoletana.
Lo más remarcable son dos pequeños óleos , obra temprana de Maíno, el pintor de Pastrana que terminará en la corte de Felipe IV.

En ellos aparece Miranda y su mujer como donantes acompañados por sus san Francisco y san Juan, de fuerte realismo (frente a las anteriores idealizaciones manieristas), buen uso de la luz y un tratamiento del paisaje puramente romano al modo de los Carracci.

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