
Una obra verdaderamente excepcional que refleja las principales virtudes del escultor en plena madurez.

La estructura responde a la característica estructura plateresca cada vez más cercana al purismo, con un Santiago Matamoros central y de bulto y relieves de la muerte y traslado del santo hasta el campus stelae.


En el juego de la composición y perspectiva vemos sus limitaciones a la hora de pasar de lo gótico a lo renacentista, con posturas forzadas y un uso problemático del espacio.


Por el contrario, los tres relieves de la predela sus verdaderamente sublimes, de un clasicismo casi italiano.

