Filed under: General — Etiquetas: santuarios — vicentecamarasa @ 16:09
En las mismas puertas del desierto y utilizando un antiguo castro romano, se instaló en esta zona una ciudad sagrada con más de 16 iglesias y santones estilitas.
Ahora es un enorme campo de ruinas que poco a poco se está reconstruyendo encontrando un tesoro de magníficos mosaicos bajo los sillares.
Este ciudad sagrada en el siglo V hay que ponerla en relación con la popularidad que alcanzaron estos santos ermitaños del desierto que emprendían las más pintorescas mortificaciones.
Kal’at Simân, como le llaman los musulmanes, es una de las ruinas más gloriosas que he tenido la oportunidad de contemplar. Un lugar mágico, un mundo original e inquietante como fueron los primeros tiempos del cristianismo
San Simeón (siglo V) nace cerca del lugar y, acuciado por el ansia de salvación, se convertirá en monje a partir de los 15 años, siendo expulsado del monasterio por el rigor excesivo de su penitencia (en la que se incluían ayunos totales de meses enteros o el uso del cilicio, tal vez inventado por él).
Tras vivir unos años en una cueva decidió finalmente lo que le daría fama eterna, vivir retirado sobre una columna desde la que predicaba y que cada vez hubo que recrecer más ante las masas de gentes que ansiaban su palabra
De ella bajaba por la noche, para dormir en una pequeña choza junto a su basa mientras su santidad crecía y numerosos files se unían a él en su vida penitencial, creándose el cenobio, más tarde iglesia a la que se terminó añadiendo nuevas basílicas y baptisterios Nos ocuparemos en el primer post de la basílica, dejando los otros elementos para otro segundo
Todo el conjunto se encuentra en un gran páramo calizo desértico cercano a Alepo, en un pequeño monte que domina gran parte del territorio.
En la gran explanada central, en uno de los lados del eje largo nos encontramos la basílica. Su planta es la de una cruz griega de brazos iguales, un espacio centralizado bien distinto de los longitudinales occidentales
En realidad, el plano no estuvo previsto de una forma original, sino que se trató de cuatro basílicas ,con ábsides en la que se encuentra hacia el este, que se agrupaban en torno a una gran rotonda central en donde se encontraba el foco de atención: los restos de la columna, casi insignificante en la actualidad al ser robadas miles de esquirlas por los peregrinos
Si nos introducimos por su basílica central, y tras una amplias escalinatas de acceso, encontramos un nártex y tres amplias naves que han perdido su cubierta. (de madera plana, con techumbres a dos aguas)
Si la recorremos longitudinalmente llegaremos a la rotonda central en donde se encuentra la columna. Desde ella podremos advertir claramente una curiosidad que ya se podía ver en planta. Las naves hacia el este se encuentran ligeramente desviadas hacia la derecha. La cuestión se ha atribuido a un intento de reflejar la caída de la cabeza de cristo muerto en la cruz, como será habitual en algunos románicos tempranos.
Todos los elementos corresponden (como es habitual al paleocristiano) al repertorio clásico (columnas, capiteles corintios, arcos de medio punto, frontones…) al que se añade una forma decorativa mucho más rica, movida, con numerosos trépano que es típica de lo oriental (lo podéis ver ya en la Palmira romana) y que (al igual que las plantas centralizadas) serán reutilizada por el mundo bizantino.
Os dejo una galería de imágenes para que podáis ver todo esto y numerosos rasgos iconográficos aún paleocristianos.
Los famosos acantos movidos por un invisible viento
Los también famosos acantos espinosos
Cruz patada en su clípeo
Cruz con alfa y omega
Cruz siriaca, cristianización de un antiguo elemento pagano-solar
En el lado este encontraremos también una pequeña capilla (longitudinal) que se relaciona íntimamente con el gran volumen del monasterio en donde fue instalado el cenobio cada vez más numeroso. En ella se celebraba la liturgia de las horas, dejando el gran espacio cruciforme para las grandes celebraciones masivas.
En los entornos del Monte Nebo (norte de Jordania) se desarrollaron algunas de las escenas más importante del periplo final de Moisés en su búsqueda de la Tierra Prometida.
En ellos abrirá, junto a su hermano Aaron, un fuente en una roca del propio desierto
—¿Para esto nos sacaste de Egipto? ¿Para matarnos de sed, junto con nuestros hijos y nuestros animales?
4 Entonces Moisés le pidió ayuda a Dios, y le dijo:
—¿Qué voy a hacer con esta gente? ¡Poco les falta para matarme a pedradas!
5-6 Dios le contestó:
—Quiero que lleves a los israelitas hasta la montaña de Horeb. Allí estaré esperándote, sobre la roca. Tú adelántate, y llévate a algunos de los jefes del pueblo. Llévate también la vara con la que convertiste en sangre el agua del río Nilo. Cuando llegues allá, golpea la roca con la vara. Así saldrá agua de la roca, y todos podrán beber.
Moisés hizo todo esto en presencia de los jefes del pueblo. 7 A ese lugar le puso por nombre Meribá, que significa «reclamo», pues el pueblo le había reclamado a Dios. También lo llamó Masá, que quiere decir «duda», porque habían dudado del poder de Dios para cuidarlos.
Por estos paisajes utilizó la famosa serpiente de bronce
Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. 6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. 7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. 8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. 9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
Y aquí, también, vio la Tierra Prometida, con el río Jordán y Jerusalén al fondo, y luego murió.
1 Y subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan,
2 y todo Neftalí, y la tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el amar occidental,
3 y la parte ameridional, y la llanura y el valle de bJericó, ciudad de las palmeras, hasta Zoar.
4 Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de la cual ajuré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá.
5 Y amurió allí bMoisés, siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme a la palabra de Jehová.
6 Y él lo asepultó en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de bsu sepulcro hasta hoy.
7 Y era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.
Un lugar tan cargado de resonancias se convirtió en un imán, y ya en el siglo IV aparecieron numerosas comunidades monacales en el entorno hasta el abandono en el siglo X tras la conquista de los musulmanes y numeroso terremotos
AQUÍ HABLAREMOS DE SUS MAGNÍFICOS MOSAICOS (1, 2 y 3)
El lugar ha sido sacro desde tiempos antiguos.
Durante el período romano se adoraba en él a Giove Clitunno, dios de las fuentes y manantiales, al que se dedicaban las fiestas clituniales.
Tanto Caligula como Nerón acudían a la zona para tomar las aguas, Virgilio en sus georgianas o Plinio en sus cartas hablan con admiración del paisaje de la zona.
Para entonces las fuentes debían ser mucho más caudalosos permitiendo la navegación hasta la propia Roma, pero el terremoto del siglo V desvío gran parte de sus aguas subterráneas.
La zona siguió teniendo en la edad media un fuerte sentido sagrado tal y como demuestra la existencia de múltiples eremitorios y el famoso templo del que ya hablamos aquí.
El paisaje también fue glosado por el propio Byron o por Carducci , y ya en el siglo XIX fue reacondicionado en su forma y fauna actual con lago central.
Un lugar de una paz casi imposible y unos colores maravillosos.
Tierras propiedad de los Vargas fue (como otros tanto lugares) sitio frecuentado por San Isidro, en el que se producen varios milagros, como el del lobo.
Se trata de un templo mudéjar-románico de escuela toledana en donde se alternan bandas de mampostería entre verdugadas de ladrillo, realizado en el siglo XIII
Probablemente se trató, en origen, un templo de nave única de prominente ábside, con curiosa torre a sus pies de forma prismática.
En su muro lateral se abre una portada de ladrillo de arco levemente apuntado y cobijado por alfiz
Mantiene Virginia Tovar que la Contrarreforma y el Barroco crearon una fuerte inflación de este tipo de espacios-santuarios que luchaban, en el plano idelógico y emocional, contra las herejías protestantes.
En ellos, en numerosas ocasiones, se recogían tradiciones anteriores (como la de esta Virgen) para revestirlas de la retórica del nuevo estilo, focalizando en ellos tantos las celebraciones públicas (romerías) como la piedad individual.
Muchos de estos rasgos los podemos encontrar en la Virgen de la Fuencisla, ubicada fuera de la ciudad (aunque muy cercana a ella), junto a un roquedal telúrico que toma la talla (y la tradición) gótica de una Virgen (encontrada por Alfonso VIII a los pies del Alcázar y glosada en las Cantigas de Alfonso X), para crear en torno suyo un espacio teatralizado fuertemente centralizado, con un escenario y un auditorio separado por una espectacular verja donada por los cardadores y apartadores de lana (la fuerte herencia de la Mesta que tuvo en esta ciudad una de las cabezas de cañada)
Las trazas del monumento corresponden a Francisco de Mora que realiza un exterior de fuerte sobriedad.
En su interior, se animora gracias a la decoración de la cúpula, la citada reja y el magnífico retablo de Pedro de la Torre que acoge en su centro a la Virgen (y bajo él un camarín tallado en la roca) y en su parte superior un extraordinario lienzo de Ribera.
Al final de la calle Colegios (Alcalá de Henares) se encuentra esta diminuta iglesia en la que campea un reloj de sol con la advertencia: «Homo velut umbra fugit»
Su entrada se realiza a través de un zaguán, pues la edificación (igual que ocurre con Antezana, al que tantos paralelismos jesuitas le unen) es paralela a la calle, realizada con aparejo toledano
Se trata de una estrecha nave que se resuelve con bóveda de cañón con lunetos, apoyada (ficticiamente) sobre ménsulas pareadas.
La historia de la ermita es larga, y existen ya tradiciones que la sitúan en el siglo XIII, con un Cristo crucificado que ya no conservamos.
En el siglo XVI, el licencado Juan López de Úbeda estabeció en ella un pequeño seminario por el ¿pasaron? San Juan de la Cruz o San Ignacio de Loyola, iniciándose en su parte trasera las primeras reuniones educativas de la Orden de los Jesuitas.
En 1661 se funda la ermita de la cofradía de Cristo de los Doctrinos (remodelada ea principios del XVIII) con veneración de la actual talla, también obra de un jesuita, Domingo Beltrán
La visita al complejo se hace en dos zonas
Por una parte se encuentran las salas del museo en donde se exponen recuerdos de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz
La otra parte tiene entrada por la iglesia de grandes altares barrocos.
A sus pies está el coro en donde se guarda el confesionario de San Juan de la Cruz y la famosa Puerta que hubo que forzar para que las religiosas del convento dejaran pasada Santa Teresa pues no querían ser reformadas.
Desde un pasillo del transepto se llega a una capilla en donde estuvo una de las celdas de la religiosa.
Su origen coincide con otras tantas fundaciones en donde un pastor, buscando una res perdida, encuentra una Virgen que había sido escondida durante la invasión musulmana.
La construcción se adosa a la roca. Comenzada en tiempos góticos mantiene una cabecera de este estilo
Un lugar inolvidable que une paisaje, arquitectura, escultura y tradiciones en la zona norte de Los Pedroches.
Situado en la vega del río Guadamora, junto a las montañas ya erosionadas de la sierra, el paisaje, especialmente en primavera, muestra toda la belleza del bosque mediterráneo lleno de jaras y miles de flores entre grandes dehesas de encinas que dominan el paisaje (para saber más de él, ya lo comentamos aquí)
Junto al río se encuentra la ermita, bella construcción gótica del XVI cuyo interior de arcos apuntados se une con reformas posteriores, como la entrada renacentista (muy semejante al santuario de la Virgen de la Luna) y el barroco camarín de la Virgen.