La decoración de la iglesia del Hospital de la Caridad supone la empresa artística de más empeño de la Sevilla Barroca, sobre todo si tenemos en cuenta los autores que intervinieron (Pineda, Valdés Leal, Murillo y el propio Pedro Roldán).
Lo es por la calidad de las obras o por la propia filosofía del proyecto ideada por Maraña, tan plenamente barroca que ha sido objeto de numerosos estudios (Fernando Gállego)
Por ello le iremos dedicando varios post a la misma, comenzando por una de las obras magnas del imaginero, este famoso Santo Entierro que es la respuesta andaluza a los ya popularizados el siglo anterior en Castilla por Juan de Juni.
Forma parte inseparable del retablo (diseñado por Pineda y con esculturas del imaginero), cuyo fondo pintado (con esa unificación de artes tan típica del Barroco) recrea el paisaje del Gólgota y permite una puesta en escena más realista del hecho.
El grupo escultórico, cerrado por columnas salomónicas, se organiza en forma de friso (de lectura de izquierda a derecha), que se encuentra potenciado por el gran sepulcro que cierra la visión por la parte inferior.
Así el espectador, recorriendo el cuerpo de Cristo, irá encontrándose a los principales personajes del drama que van aumentando su nivel de expresividad según nos trasladamos hacia la derecha, aunque siempre con un nivel de contención tan típicamente andaluz que se intenta alejar de los excesos castellanos para incidir en los caracteres sensibles de belleza y riqueza.
La belleza es conseguida por los rostros serenos, de clara raigambre clásica (heredados de Martínez Montañés) y un perfecto dominio de la anatomía, bien visible en el cuerpo de Cristo (y que se subraya por la suave curva del paño que lo recoge)
En cuanto a la riqueza solo hemos de observar la atención (y medios económicos) que se le dedican a las vestiduras, llenas de pan de oro y estofados
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UNA FOTOGALERÍA ENLAZADA DEL ESCULTOR
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Palios 
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