
El último de los post que le dedicamos a esta iglesia de Vergara nos lleva a una obra verdaderamente exquisita en donde aparece Santa Teresa como doctora de la iglesia, sin otro tipo de intervención divina como podemos ver en imágenes posteriores (como la de San José).

En este caso su rococó ha parado para buscar una sobriedad y belleza clásica verdaderamente excepcional

Esta nueva adquisición del Museo Nacional de Escultura nos muestra uno de los momentos más interesantes del barroco granadino, cuando Pedro de Mena comienza a colaborar activamente con Alonso Cano (llegado a la ciudad), tomando de él numerosos tipos y maneras de trabajo.

El primer momento de la colaboración fue en la desaparecida iglesia del Ángel Custodio en donde ya se realiza este modelo que Cano formula desde una resignificación de un modelo clásico, el Sileno con Baco de Lisipo del que existía en Palacio una copia en yeso, así como numerosos grabados.




En 1624 Gregorio Fernández se compromete a hacer un inmenso retablo para la catedral de Plasencia.
Para la obra arquitectónica se eligieron dos artídfices de su círculo de confianza Cristóbal y Juan Velázquez, que crearán una máquina manierista, de calle central remarcada y dos laterales rehundidas que funcionan como alas; todo realizado a través de columnas, hornacinas y dobles entablamentos (el superior será ocupado en cada piso para relieves narrativos)

Las continuas dilaciones del maestro (cada vez más impedido) hará el que taller realice una gran parte de la obra y se sustituyan ciertas zonas laterales por cuadros (los inferiores por Ricci).

Pese a todo nos encontramos una magnífica colección de escultura, destacando especialmente la Asunción (que sigue el modelo de Miranda de Duero y juega con múltiples planos para la creación conjunta de la escena que termina saliendo de su propio marco por medio de ángeles que hacen incluir en la escena a San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen) y el Calvario superior al que, junto a la tradicional Deesis, se añade a sus pies la figura implorante de Magdalena



Realizado en 1582 y en la actualidad propiedad de la Cofradía de la Quinta Angustia, nos habla perfectamente del desarrollo de las formas manieristas que aún estaban en germen en su maestro Bautista Vázquez el Viejo.

Tanto su poderosa anatomía como el juego de su forma serpentinata en sus perfiles recuerdan claramente al resucitado de Miguel Ángel en Santa Maria sopra Minerva, creando una figura poderosa y a la vez quebrada de movimiento ascendente (posiblemente, aunque no la conociera directamente, sabemos que poseía una amplísima colección de grabados)
