Los esciápodos o monopodos son seres mitológicos que aparecen en el mundo clásico (Plinio el Viejo los nombra en su Historia Natural) y se mantienen en la Edad Media (San Isidoro, San Agustín)
Tienen un solo pie (su nombre «Pies de sombra» en griego)
Andan a grandes saltos, habitan en la India (como luego corroborará Marco Polo) y, cuando se cansan, se tumban colocando su gran pie como una sombrilla
Pese a sus mantos y coronas, esta virgen negra (relativamente habituales en la Europa medieval, entre los siglos IX y XII), del modo kiriotissa o Teotocos que crea un trono para el Niño, convertido en Pantocrator .
Tanto los rostros (lo único visible en este momento), como la colocación de los dos personajes son claramente románicas (hieratismo, tendencia a la geometría, frontalidad…)
De forma centralizada se ha puesto en relación con la Cúpula de la Roca, pues como ella tiene una cúpula central y un deambulatorio (reconstruido en la Edad Moderna) que lo circunda.
En su alzado vemos las típicas técnicas románicas (contrafuertes, arcos de medio punto, columnas adosadas) aunque ya cercanas al mundo gótico.
El ábside
El ábside por el exterior
Quizás lo más espectacular desde el punto de vista arquitectónico es su cúpula central, realizadas por medio de nervios que (y esto ha dado origen a muchas interpretaciones) no respetan la simetría tradicional.
En cuanto a su función hay varias teorías. Unos afirman que fue cementerio del Camino (se han encontrado numerosas tumbas con restos de peregrinos). Otros piensan en que pudiera ser un faro para peregrinos (como la cercana de Torres del Río), encendiéndose una hoguera en su linterna (una torre algo más destacada). Algunos, incluso, hablan de esta luz pero como un faro para los muertos, un lugar en donde se conectaría la vida y la muerte
Tampoco tenemos claro quien la construyó, aunque dos son las teorías más conocidas. Por una parte se habla de templarios (aunque no hay ni decoración típica ni documentos). Otros hablan de los Hospitalarios de San Juan (acaso la más probable)
La escultura de la iglesia resulta fascinante y muy difícil de interpretar. Os enseño algunos ejemplos
Catedral de Santiago de Compostela. Está señalado el recorrido que hacían los peregrinos para visitar las reliquias puestas en los ábsides (este pasillo se llama girola). Como véis podían hacerlo sin molestar a la misa que se haría en en altar hacia las naves
Esta arqueta de finales del siglo XII aún se mueve (en su clasificación) entre los conocidos talleres de Limoges y (los cada vez más evidentes) del propio monasterio de Silos.
En forma de casa con tejado a dos aguas, su parte frontal se organiza en una red reticular cuyo centro lo ocupa la Crucifixión (con el sol y la luz a sus lados, como se hizo en el relieve dedicado al tema en el claustro) y el Pantocrator que, según algunos autores, debería vincularse a la Ascensión.
El resto, bajo arcos, se reserva a apóstoles, mientras que en la parte superior aparece una sintética representación de la Jerusalén Celeste.
La técnica empleada es el esmalte champlevé, en donde se dejan pequeños alveolos en los que se coloca el polvo de vidrio que, tras la cocción, se vidria.
Sobre esta estructura se añaden relieves de metalistería trabajados a buril
Tierras propiedad de los Vargas fue (como otros tanto lugares) sitio frecuentado por San Isidro, en el que se producen varios milagros, como el del lobo.
Se trata de un templo mudéjar-románico de escuela toledana en donde se alternan bandas de mampostería entre verdugadas de ladrillo, realizado en el siglo XIII
Probablemente se trató, en origen, un templo de nave única de prominente ábside, con curiosa torre a sus pies de forma prismática.
En su muro lateral se abre una portada de ladrillo de arco levemente apuntado y cobijado por alfiz
Benedetto Antelami fue un arquitecto y escultor italiano activo en la zona de Parma entre los años finales del XII y principios del XIII que firma alguna de sus obras.
Sin embargo, su vida resulta aún muy desconocida, aunque es muy probable un origen cercano a Como (en una familia de Magistri) y su trabajo en San Trofimo de Arlés (en donde se empaparía de toda la herencia clásica) y, acaso, una estancia en la isla de Francia en donde conocería las novedades del primer gótico.
Algunos historiadores le quieren hacer seguidor de Willigermo de Módena (con cánones parecidos al suyo, aunque mucho menos movidos).
Su primera obra conocida es este magnífico descendimiento de la catedral de Parma (posiblemente única parte conservada de todo un conjunto para el coro).
Las figuras, frente a la calma y majestuosidad románica, se muestran mucho más nerviosas (con una peculiar caligrafía en sus paños, acaso derivada de modelos de Provenza, como Saint Gilles) y relacionadas entre sí, creando una narración sincopada (que recuerda a maneras de Williguermo) de la muerte y resurrección de Cristo.
Claramente clásicos son la representación del Sol y la Luna o la cenefa de roleos que recuadra la composición.
Tradicionalmente atribuidos a su quehacer es la arquitectura y la decoración escultórica del anejo baptisterio de Parma.
Todas estas iconografías ya nos hablan de una ideología protogótica que abandonan pantocrator y vírgenes Kiriotissas por ideas sobre el sacrificio y la salvación en donde la libertad humana (y el uso de los sentimientos) nos hablan de una nueva concepción del hombre que empieza a explorar sus libertades y potencias intelectivas.
Empotradas en el muro de las portadas existen parejas de personajes del antiguo testamento de bulto redondo de extraordinaria calidad, con la citada caligrafía de los paños (derivadas de la técnica de los paños mojados clásica), con canon alargado y suaves contrapostos.
Junto a ellos un friso recrea un magnífico bestiario
En el interior del baptisterio encontramos toda una colección de ¿metopas? en donde se plasma un mensario combinado con un zodiaco
Y, de nuevo, magníficas escenas en los tímpanos
Rey David
Huida a Egipto
Su influencia será muy importante en toda la Italia central, como ya vimos aquí
En la cripta de San Miguel de Pavía se encuentra esta magnífica Maiestas Domini de plata sobre alma de madera
Según la inscripción de su parte inferior fue encargado por la abadesa Reingarda del anejo monasterio de Teodote.
Realizada en el siglo X, en sus distintos brazos (como ocurría en el que ya analizamos de Doña Sancha) aparecen San Juan y la Virgen y, en la parte superior, el sol y la luna