En la iglesia de Sant’ Agostino en Roma encontramos dos magníficas esculturas de Andrea Sansovino y su pupilo Jacopo Sansovino.
En ellas podemos ver la evolución del primer Cinquecento a la majestuosidad ya miguelangelesca.
Santa Ana, la Virgen y el Niño de Andrea Sansovino, el autor llega a su madurez formal y deja atrás las estilizaciones donatellianas anteriores para crear un grupo plenamente leonardesco, tanto en sus postura, canon, tratamiento de los pliegues o suave sfumato, creando una obra (aún de modesto tamaño) que abandona el quattrocento para dar una mayor monumentalidad a las imágenes sin que estas pierdan serenidad.
Muy cerca de ella se encuentra la Virgen de su discípulo Jacopo Sansovino.
Se suele decir que se trata de una readaptación de una obra romana (acaso de Agripina sosteniendo a Nerón en sus brazos), siendo muy venerada por su intervención favorable en los partos
Su monumentalidad ya tiene mucho de miguelangelesco, abandonando la suavidad por la masividad
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FOTOGALERÍA ENLAZADA DE SANSOVINO
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Palios 
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