SAN JUAN EVANGELISTA

Vamos a tomar este magnífico cuadro de Pacheco para empezar a conocer a San Juan Evangelista en sus principales hechos biográficos tras la muerte de Jesús, pues ya nos ocupamos de su aparición en la Última Cena y la deesis o su simbología en el tetramorfos medieval.

Curiosamente, sus escenas no se encuentran ordenadas cronológicamente, y la primera de ellas nos habla de su primer martirio, cuando el emperador Domiciano le ordenar matar sumergiéndole en una tina de aceite hirviendo de la que sale ileso.

Este tema será retomado en numerosas ocasiones en el barroco, como este cuadro de Claudio Coello, lleno de ímpetu al modo de Rubens.

Tras ello llega su destierro a la isla de Patmos, en donde, iluminado por el Espíritu Santo, escribió el Apocalipsis. Pacheco lo representa como es habitual, teniendo la visión de a Virgen Apocalíptica, origen de la iconografía de la Inmaculada.

Visión de Patmos. Correggio. Parma

En el segundo panel empezando por la derecha nos muestra el milagro de Éfeso, en donde el sacerdote pagano Aristodemo le hace beber una copa de veneno de la que vuelve a salir ileso y, tras ello, coloca su capa sobre los dos bebedores anteriores de esta copa, resucitándolos.

Esta copa de la que sale un dragón (que representaría el veneno) es habitualmente representada cuando es San Juan pintado como discípulo, como realizó en sus Apostolados el Greco

Por último no nos presenta una leyenda medieval (pseudo Melitón de Sardes) que cuenta que el apóstol, aún vivo, había cavado una fosa. Se tumbó en ella y, al terminar de rezar, se inundó de luz y su cuerpo fue arrebatado hacia los cielos, guardando una clara similitud temática con la idea de la Asunción.

 

ICONOGRAFÍA DE SANTOS