Mantiene Virginia Tovar que la Contrarreforma y el Barroco crearon una fuerte inflación de este tipo de espacios-santuarios que luchaban, en el plano idelógico y emocional, contra las herejías protestantes.
En ellos, en numerosas ocasiones, se recogían tradiciones anteriores (como la de esta Virgen) para revestirlas de la retórica del nuevo estilo, focalizando en ellos tantos las celebraciones públicas (romerías) como la piedad individual.
Muchos de estos rasgos los podemos encontrar en la Virgen de la Fuencisla, ubicada fuera de la ciudad (aunque muy cercana a ella), junto a un roquedal telúrico que toma la talla (y la tradición) gótica de una Virgen (encontrada por Alfonso VIII a los pies del Alcázar y glosada en las Cantigas de Alfonso X), para crear en torno suyo un espacio teatralizado fuertemente centralizado, con un escenario y un auditorio separado por una espectacular verja donada por los cardadores y apartadores de lana (la fuerte herencia de la Mesta que tuvo en esta ciudad una de las cabezas de cañada)
Las trazas del monumento corresponden a Francisco de Mora que realiza un exterior de fuerte sobriedad.
En su interior, se animora gracias a la decoración de la cúpula, la citada reja y el magnífico retablo de Pedro de la Torre que acoge en su centro a la Virgen (y bajo él un camarín tallado en la roca) y en su parte superior un extraordinario lienzo de Ribera.
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