henoteísmo —que, a diferencia del monoteísmo, admite la pluralidad de los dioses, pero no se interesa más que por uno y no se vincula, al menos hic et nunc, más que a uno solo: es, de una cierta manera, una forma superior de politeísmo— detectable por todas partes en Mesopotamia .
(MESOPOTAMIA) Su tradición les proponía numerosas divinidades, y eso no repugnaba a su razón, al contrario; pero, en el ejercicio actual de su religiosidad, su veneración y su adoración podían enfocarse espontáneamente hacia Una personalidad divina en la que concentraban, por el momento, todo lo divino y todo lo sagrado. Múltiples documentos ilustran ese fenómeno, que atañe a la psicología religiosa. Es sin duda este henoteísmo el que, en parte, aclara la existencia de los «dioses personales» (il rési, literalmente, el «dios-de-la-cabeza» de alguien, su divinidad particular), cada uno de los cuales parecía desempeñar, respecto a su devoto, el papel del conjunto de los dioses respecto al conjunto de los hombres: «¡Sólo Tú eres mi Dios! ¡Sólo Tú mi señor y mi dueño! ¡Sólo Tú mi juez! ¡Sólo Tú mi protector y sólo Tú mi vengador!», como recitaba el exorcista al invocar al dios del Fuego, en petición de ayuda. Y es igualmente aquí donde adquirían todo su sentido los «nombres de parentesco» aplicados a los dioses .
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