Desde que el maestro Mateo hiciera su gran coro en el centro de la nave central de Santiago de Compostela, esta moda cundió en España, siguiéndose en la grandes catedrales, a las que privó de unidad espacial pero dio un lugar magnífico (el coro y trascoro) para la expresión escultórica.
Juan Rodríguez y Lucas Giraldo son los autores de este magnífico trascoro que siguen la línea de su maestro, Vasco de Zarza, combinando una estructura arquitectónica clasicista con una sensación decorativa puramente plateresca (algunos la vinculan con la figura de Benedetto da Maiano).
Poblado de múltiples grutescos y putti (en realidad más italiano que puramente platerescos) las escenas se crean con figuras de porte miguelangelesco (acercándose así a los futuros romanistas), algunas incluso buscando ya un acercamiento a formas manieristas (tanto por su serpentinata como por su exceso muscular).
Frente a ellas vemos otras resueltas de una forma más ingenua y goticista (posiblemente las que acusan en mayor parte la mano de Juan Rodríguez)
[…] de sus discípulos seguirán trabajando en la catedral, como el Trascoro que ya vimos aquí, evolucionando en sentidos muy distintos según temperamento y […]
[…] de sus discípulos seguirán trabajando en la catedral, como el Trascoro que ya vimos aquí, evolucionando en sentidos muy distintos según temperamento y […]
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Pingback por EL SEPULCRO DEL TOSTADO. VASCO DE ZARZA | Palios — 26 enero 2016 @ 19:06