La presencia monumental del Cachorro oscurece el resto de la obra de Ruiz Gijón, imaginero que dominó el final del siglo XVII.
Otra de sus grandes obras maestras es el Cirineo de San Isidoro, una figura en la que se une una potencia muscular extrema unida a un gran naturalismo que hace de él un hombre de la calle, un voluntario casi tomado al azar en medio de una procesión del siglo de Oro.
De policromía sin estofado, merece la pena retener tanto su rostro como el modelado de sus brazos, casi miguelangelesco (y que tiene una evidente conexión con Martínez Montañés)
FOTOGALERÍA ENLAZADA DE RUIZ GIJÓN
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